La terapia cognitiva conductual (TCC) es probablemente el marco psicoterapéutico más eficaz para los niños y adolescentes con trastornos emocionales (por ejemplo, ansiedad, depresión, trastornos obsesivo compulsivos, trastornos relacionados con el trauma y el estrés, etc.). A pesar de que los trastornos emocionales en los niños y jóvenes con frecuencia se solapan o coexisten, una gran parte de las terapias eficaces de las que disponemos para la población infanto-juvenil se dirigen únicamente a un trastorno emocional o a un subconjunto pequeño de trastornos de este tipo.