Cada vez son más los padres que se enfrentan a unos hijos que se comportan mal sin razón obvia alguna. A muchos de estos niños, que están alterados y se muestran siempre irritables se les diagnostica un trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), trastorno bipolar, autismo u otros trastornos, pero con el tiempo se comprueba que no responden bien al tratamiento.