Es también el camino, sabio y pausado, por el que se prueba a sí misma una tesis de alcance para la teoría literaria contemporánea, a saber, que la constitución efectiva del canon, según lo conocemos, no habría sido tal sin el concurso de traducciones escritas y orales, que todo lo vuelven poroso, y no tanto de grandes nombres o figuras, tal vez porque la traducción expresa, mejor que ningún otro medio, la universal comunicación que vuelve humano al hombre.